martes, 6 de septiembre de 2016

A las 8:50:00 por Pangea     Sin comentarios
Todas las noches, junto al bar de María, se reúnen los perros de Katsikas. Acuden al bullicio de los voluntarios, que toman sus cervezas y se cuentan lo más destacado del día. Les han bautizado con nombres recurrentes: Kurda, Pepa, Siria... De entre todos ellos, destaca Tony, un pequeño perro, no muy agraciado, pero con dotes de mando. Dirige la manada y hace los encantos de los voluntarios. Todos campan a sus anchas. Van y vienen, ladran, persiguen coches, se tumban donde les place... La municipalidad obliga a sus habitantes a respetarlos y a cuidar de ellos. Podrían irse libremente a otro lugar, pero no lo hacen, se sienten a gusto aquí. Es su casa. 

Hoy Ahmed, un refugiado del campamento de Katsikas, no tiene su mejor día. Dice que está cansado, se siente extraño, rechazado y quiere ir a un lugar donde sentirse libre y aceptado, como Tony, Kurda y los demás perros callejeros. 




sábado, 3 de septiembre de 2016

A las 1:26:00 por Pangea     Sin comentarios
Pese a que la temperatura en Katsikas alcanza los 30 grados durante el día, un frío extraño invade el campamento de refugiados estos días. Es el frío que sienten las personas que lo habitan cuando observan la escasa ayuda internacional que se les está brindando. Es el frío que ya sienten ante la llegada del invierno. Es el frío que les transmiten las miradas de los más mayores, muchos de los cuales no volverán a casa y que ven con angustia que las soluciones no llegan. 

Ayer, más de la mitad de los refugiados abandonaron en campamento como símbolo de protesta ante las promesas incumplidas, ante la falta de soluciones. Se instalaron en la plaza de la ciudad de Katsikas y hoy parten hacia la de Ionannina. Es una forma de hacerse ver, de hacerse oir, de elevar su voz... Es una manera de hacer ver que en las condiciones en las que viven, no sobrevivirán a las temperaturas del invierno y que todos los años azotan la región. 

La mayoría de nosotros  no sabemos lo que ellos sienten. Jamás hemos tenido que huir de nuestra casa con el ruido de las bombas retumbando en nuestros oídos. Nunca hemos cruzado una frontera pidiendo asilo y jamás hemos sentido la responsabilidad de proteger a los nuestros para salvar sus vidas. Quizás si lo hiciésemos, las soluciones llegarían más rápido. Si los que nos gobiernan fueran capaces de tener empatía, todo llegaría más rápido.

Mientras, la temperatura sigue bajando en Katsikas. Las noches ya obligan a llevar prendas largas y a dormir con mantas. Y a lo lejos, solo vemos llegar al invierno, un duro invierno. 






sábado, 13 de agosto de 2016

A las 12:26:00 por Pangea     Sin comentarios
Eran las 5 de la tarde en el campo Yazidí mientras tratábamos de realizar un taller de malabares. Súbitamente, los niños y niñas dejaron todo para salir corriendo hacia la valla de la casa. Todos a una al grito del pequeño Diluar desde la misma: “Fire, fire!”, decía sin parar.

Agolpados en la verja, en silencio, miraron el humo de un pequeño incendio visible a lo lejos, mientras el sonido del camión de bomberos se alejaba. En todos los días que hemos estado en Grecia nunca habíamos conseguido nada así. Estaban fascinados, mirando ese fuego: el fuego que bien conocen los niños de la guerra.

Niños que cuentan cómo dejaron todo entre escombros y mortero: todo para jugarse la vida en el Mediterráneo por no perderla en su casa. Por llegar a Europa, la tierra prometida que hacina a quien le pide auxilio en campamentos mientras reparte lecciones de moral al mundo sobre lo humano y lo divino; barriendo debajo de la alfombra niños y niñas, colgándose medallas; presumiendo de quién llora más con los noticieros mientras los días pasan, uno tras otro, sin solución.

Que nadie intente decirnos que al menos tienen techo y comida; que nadie limpie su conciencia así. Porque no aguantarían con esta entereza y agradecimiento ni un solo día, hacinados, abandonados a su suerte como animales. En qué momento se olvidó que son personas. Nadie puede llamarse a sí mismo ser humano y permitir esto sin sentir rabia y dolor. No más pasividad, no más vergüenza.



Los martes en la casa Yazidí vemos todos juntos el cine que ha logrado realizar los martes y jueves una serie de voluntarios ante los cuales nos quitamos el sombrero una y mil veces.

Riad, un niño de 12 años, veía la película cuando uno de los adultos llegó con una caja de caramelos que acababa de conseguir. Caramelos que para estos niños son pepitas de oro que no sabe cuanto será la próxima vez que los vea.

Sólo había uno para cada, pero al hermano de Riad, un bebe de apenas dos años, se le cayó el suyo al suelo mojándolo. Riad cogió su único caramelo y sin dudarlo se lo dio a su hermano. Nada para nosotros, pero todo para ellos. En ese momento sin ninguna vergüenza cayeron más de una y dos lágrimas de alguno de nosotros sin permiso, como las gotas que acabaron por colmar el vaso que se había llenado de esa mezcla de rabia y felicidad que estos niños llenan en cualquiera.




Qué sería de Riad, de su bondad, su cachopanismo eterno y su generosidad si hubiera tenido la suerte de nacer en el Paseo Zorrilla y no en el norte de Iraq. Que será de él dentro de un año.

Cuánto bien merecen Riad y todos ellos y no somos capaces de dárselo por miedo absurdo, por ojos cerrados, por un odio viejo gastado, por intereses económicos y lineas trazadas. Cuánto bien merecen las personas y cuánto mal tienen que sufrir muchas.

Nunca olvidaremos a Muhammad Alí, nuestro refugiado fotógrafo, cuando cerró su impactante video sobre su vida en el campamento con la frase “Gracias a todos los voluntarios por ayudarnos. Sin vosotros el campo sería una prisión”.

lunes, 8 de agosto de 2016

A las 0:06:00 por Pangea     Sin comentarios
Tras cinco días de andadura del cuarto turno, podemos decir que han sido días de sensaciones encontradas.La labor que realizamos en los campamentos es dura, pero a la vez reconfortante. Es un orgullo pertenecer a esta pequeña ONGD, con recursos limitados pero con una labor impresionante por parte de todos. 


Actualmente llevamos la guardería 2 campos: Katsikas y el campo Yazidi. En este último, la mitad de la población son niñ@s. 


Los Yazidies son Kurdos con una religión y lengua propia que han sido históricamente perseguidos y rechazados. Una minoría dentro de las minorías.Gente con valores firmes que aguanta el chaparrón. Viven en una casa, a diferencia de las tiendas campo de Katsikas. En esta casa cada familia se reparte en habitaciones pudiendo haber 20 personas en un mismo cuarto bajo unas condiciones infrahumanas que nadie desearía.



Con los niños yazidies realizamos juegos y pintura por las mañanas y deporte y teatro por las tardes. Para los niños y niñas de estos campos, los juguetes que llevamos son lo único que tienen, y su felicidad con cualquier juguete es inmensa. Aun con eso respetan el material y rara vez se llevan alguno, incluso vigilando las cajas y ayudándonos a llevarlas con su ya queridísimo "help you my friend". Pelean como cualquier niño y, aun con todo lo que están sufriendo, tienen un gran respeto por los turnos y las trampas, reconociendo casi siempre sus fallos y aceptando la victoria y la derrota con total deportividad.



Estos días estamos iniciando un proyecto para intentar  llevar los valores olímpicos con deportes y juegos populares con que se entretengan y disfruten. A muchos kilómetros, Rio 2016 tambien a ha llegado a Katsikas. Hoy, les hemos enseñado a jugar al beisbol, partiendo de 4 conos y una pelota.



También hacemos talleres de pulseras o pintamos, y ellos siempre nos regalan sus pulseras y dibujos. Es increíble la ilusión con que regalan cada dibujo o pulsera; como nos traen zumo o agua cuando jugamos con ellos y nos ven sedientos, con esa sonrisa y ese "this for you" que llega al alma. Todo estando confinados, solo por el simple delito de huir de la guerra. En la época más importante de su vida, lo único que han conocido es la muerte y la huida dejando atrás todo: hogar y amigos y familiares, que casi seguro jamás vuelvan a ver vivos. 



Hace 2 días los yazidies recordaron el genocidio que sufrieron por el ISIS hace 2 años. TRES MIL mujeres, niños, niñas, hombres, ancianos, ancianas fueron ejecutadas en la ciudad de Shagal cuando el ISIS la tomó ese fatídico 3 de Agosto. Los que sobrevivieron huyeron y están hoy aquí, los que quedaron allí son hoy presos o esclavas en manos del ISIS. Un drama silencioso y brutal del que apenas tenemos noticias.



Como podemos juzgar y temer personas que huyen de un genocidio masivo, cuando Europa con atentados mucho menores esta en una sociedad del pánico.



Solidaridad con los refugiados, no a la Europa fortaleza



¡Chaouani!

miércoles, 3 de agosto de 2016

A las 9:46:00 por Pangea     Sin comentarios
Tras quince días de trabajo, los miembros del tercer turno de Pangea que se encuentran distribuidos en dos campos de refugiados en la zona de Ioannina (Grecia) reflexionan sobre las vicisitudes del día a día.

 
Las mañanas suelen estar acompañadas de muchas legañas y ojeras. Largos silencios, sonidos de cucharas contra los vasos y conversaciones secas y precisas en las que no sobra ni una palabra. Repasar las actividades del día, café, recoger el material, galletas, organizar los turnos del día y listos para salir. Aún con el desayuno en la boca del estómago, la furgoneta empieza a rodar por los caminos de polvo y piedras que rodean la casa de Pangea. La música comienza a salir de unos altavoces afónicos y la cabeza poco a poco empieza a carburar echando un espeso humo negro. Los destinos son dos: Yazidi-land (un espacio para refugiados de reciente creación donde viven los yazidíes, mayoritariamente kurdos del norte de Irak) y el campo de Katsikas (lugar en el que habitan unas 550 personas procedentes de Siria, Afganistán, Palestina…).


Pablo Almansa, madrileño voluntario de Pangea, ha trabajado en ambos campos. Desde su punto de vista, hay algunas diferencias entre estos asentamientos forzosos. Explica el madrileño: "En Yazidi-land se observa una menor presencia de otras organizaciones, por lo que tenemos un contacto mucho más cercano con los miembros de la comunidad. Además, el hecho de que vivan en un edificio y no en una jaima normaliza un poco su situación pese a que las condiciones son todavía muy mejorables. Por el contrario, en Katsikas hay muchos más servicios y más seguridad". 

Los voluntarios de Pangea se encuentran en un constante proceso de aprendizaje bajo una dinámica de prueba-error. Así pues, a diferencia de lo que se hizo el pasado mes, en este turno se han creado dos grupos de trabajo estables en los dos espacios con el objetivo de generar un trato más fluido y constante con los grupos de niños y niñas. Para los miembros del tercer turno no ha supuesto ningún problema, ya que la labor que se hace en los dos lados es esencialmente la misma: actividades lúdico-educativas con menores entre 0 y 6 años (aproximadamente). 


Celia Jiménez es una de las primeras voluntarias en bajar de la furgoneta. Ella está dedicada a la ludoteca que gestiona Pangea por las mañanas (de 10.00 a 13.00) en Katsikas. Aunque trata de prestar atención a las reuniones informativas que se hacen todas las mañanas entre todos los voluntarios y organizaciones con presencia en el campo, la verdad es que esos minutos previos suele estar más pendiente de que todo esté listo para el comienzo de la guardería. En opinión de Celia, uno de los aspectos más importantes a la hora de preparar actividades es “tratar de que los niños respeten el orden, porque son chicos que por sus circunstancias vitales han perdido la costumbre de estar quietos y concentrados durante largos periodos. Cuando empezamos no sabíamos muy bien cómo teníamos que actuar hasta que un día decidimos cambiar nuestra actitud y todo mejoró. Creo sinceramente que ellos lo agradecen”. 

Mientras en Katsikas la ludoteca comienza con su actividad diaria, la furgoneta se pone en marcha al asentamiento de la comunidad yazidi. El trayecto es de una media hora y en estos quince días si Víctor (coordinador de Pangea en Grecia junto a Amaya) no podía acompañarlos era Ainara Portela quien tomaba el volante. Esta vallisoletana ha llegado a conocer muy bien a los miembros de la comunidad, ya que ha estado trabajando en un censo de los habitantes del campo. Durante estos quince días se ha dedicado a conocer y recoger sus necesidades médicas además de aportar asistencia sanitaria de urgencia. En su opinión la comunidad yazidi es: “muy hospitalaria y amable. Tanto adultos como niños buscan el cariño y la comprensión de los voluntarios. Tienen mil historias que contar y considero que los voluntarios tenemos que saber escucharlos. Un ejemplo lo hemos vivido en este turno con la conmemoración de un genocidio que sufrió todo el pueblo yazidi el 3 de agosto de 2014. Fue una situación dura para todos y nosotros lo único que pudimos hacer fue respetar y acompañar. La verdad es que viven en una situación muy mejorable, hay un alto grado de hacinamiento en las casas y eso hace que tengan una serie de sintomatologías relacionadas con el estrés, con la aglomeración de personas y por las condiciones de higiene”. Según el registro que ha realizado Ainara, en este asentamiento hay más de 200 personas de las cuales aproximadamente la mitad son menores. 


Le cuesta reconocerlo, pero Gerardo Fuentes asiente cuando se dice que la guardería de Katsikas es bastante más caótica. “En este sentido, hemos tratado de generar una serie de dinámicas en Katsikas. Son pequeñas cosas, pero que cambian la actitud. La primera fue dejar los zapatos en un lugar específico, luego pusimos en funcionamiento el bas al rauda (salimos con una cuerda recogiendo chicos y avisando de que la guardería está abierta) y también hemos trabajado con el tema de la basura y de la higiene personal incentivando que tiren los desechos en una caja y que al terminar las actividades se laven todos las manos”. 

María Santos es profesora y ha formado parte del grupo de voluntarios de Pangea Yazidi-land. Ella comparte la opinión de que el orden es importante, pero quiere hacer hincapié en la necesidad de que los niños desconecten: “Sinceramente, considero que debemos esforzarnos en conseguir que los niños se evadan, que se olviden por unas horas de dónde están y del porqué están ahí”. Marina Gregorio también es profesora y ha trabajado los últimos años en una guardería en Valladolid. Desde su punto de vista, en esta situación hay que dejar a un lado los objetivos académicos para centrarse en los hábitos y en el comportamiento. “Creo que esto es lo más importante porque en un futuro se integrarán en el sistema educativo de países europeos y tendrán que ser capaces de adaptarse a las rutinas de la escuela”. 

Rebeca Gallego también ha estado con la comunidad yazidi. Desde su punto vista, el grupo que más necesidades tiene en este momento es el de los adolescentes. No tienen apenas actividades programadas y para ellos los días son una rutina de no hacer nada. “En Yazidi-land hay muchos adolescentes que requieren nuestra atención porque realmente son personas con muchísimo potencial”. 


Los días aquí son como semanas. Pasan demasiadas cosas. Un alud de emociones sacude a los voluntarios, por lo que cuando llega la noche y todos se encuentran en los bares del pueblo las conversaciones son como relatos autobiográficos. A algunos les gusta más beber cerveza Alpha a otros Fix, hay quien incluso se atreve con un vino blanco peleón griego, lo mismo da. Al final, el objetivo es que las ruedas sigan rodando con la banda sonora que cada uno tenga en su cabeza.

lunes, 4 de julio de 2016

A las 1:44:00 por Pangea en     Sin comentarios
Los días son tristes en Katsikas. Giving Smiles trata de llevar sonrisas, pero a veces es difícil. Hace dos días, los yasidíes (kurdos del norte de Iraq) abandonaron nuestro campamento de refugiados. No fue porque habían encontrado un lugar mejor, ni tan siquiera para volver a sus casas; fue para seguir huyendo. Esta vez, de otras personas refugiadas del mismo campamento. Los kurdos son un pueblo perseguido desde los tiempos de los tiempos, sin patria, sin tierras, sin hogar... Sufren el rechazo de los propios sirios, afganos o palestinos. Así que con la tensión a flor de piel, han tenido que trasladarse a otra ubicación para evitar males mayores. El ser humano no deja de sorprender, incluso en situaciones en las que se deberían olvidar ciertas cosas, la diferencia marca el destino de muchos. Huyendo de la huída, escapando de tu hermano. 






miércoles, 29 de junio de 2016

A las 12:11:00 por Pangea en     Sin comentarios
Los días para las personas que viven en el campamento de Katsikas son duros. El calor, las condiciones infrahumanas y la falta de esperanza hacen que cualquier trabajo que se realice allí merezca la pena. Después de unos días escuchando las peticiones de algunas mujeres pidiendo compresas y no tener un sistema de distribución correcta, decidimos ayudar en la distribución de enseres para su higiene íntima. Con un censo bastante catastrófico, el único remedio es preguntando haima por haima las mujeres que viven en cada lugar. Las situaciones pueden llegar a ser de lo más disparatadas durante los trayectos, desde pensar que estamos repartiendo pañales para los niños, a hombres que querían llevarse un paquete para ellos mismos.Al final entre señales y una mezcla de vocabulario de todas las lenguas te vas haciendo entender.
También es una buena oportunidad para conocer a todas las familias. Muchas te invitan al pasar al interior de las haimas, y siempre te ofrecen algo de comer o de beber, básicamente un té, que cuesta beber a 34 grados, pero que es imposible de rechazar. Es sorprendente la hospitalidad que tienen todos aquí. Allí dentro, te cuentan sus historias de su vida anterior a la guerra, y te enseñan dibujos que suelen pintar en el interior de las tiendas, es entonces cuando a tus ojos los invade la tristeza.

Dibujo de Kawa, una de las personas de Katsika

sábado, 25 de junio de 2016

A las 7:54:00 por Pangea en     Sin comentarios
"My friend My friend" es el saludo más escuchado en el campo de Katsikas. Así nos recibieron el primer día y todos los días al llegar por la mañana. A las 10 de la mañana empezamos a repartirnos las tareas, unos cuantos se van a la guardería a darlo todo bailando "La Macarena", hacer cientos de dibujos con los niños, montar y desmontar puzzles sin parar y tratar de pasar la mañana de la manera más divertida posible. Los niños a pesar de no saber tu idioma se hacen entender y también se hacen querer. Otros se reparten por el campo echando una mano en otras tantas tareas que son necearias, desde repartir compresas con el "Brigada Vaginal" a colocar cientos de cajas con todo el material de aseo, comida y ropa que han llegado desde España a través del resto del asociaciones que trabajan aquí.
Por las tardes ayudamos en el reparto del "baby food", una papilla para los niños de 0 a 3 años del campamento. Algunas familias durante el reparto te invitan a pasar a sus haimas, a tomar un te, y a contarte cómo han llegado hasta aquí, cuánto tiempo llevan y las esperanzas que tienen de llegar algún día a un país de Europa en el que poder trabajar y rehacer sus vidas. Y para finalizar el día llega el turno de cenas, desde las ONGs se reparte una ensalada para complementar la comida que reparte el ejercito. Ya que la comida del ejercito no sale de las patatas y la pasta, poco variado, la verdad.
Cuando el sol empieza a caer en el campamento, es el momento de salir de alli y compartir una cerveza con el resto de voluntarios en la terraza de María. Compartir las vivencias del día y tomar unas tapas griegas. 

jueves, 23 de junio de 2016

A las 4:27:00 por Pangea en     Sin comentarios
El pasado 21 de junio, coincidiendo con el Día Internacional del Refugiado, la ONGD castellano-leonesa PANGEA puso el primer ladrillo del proyecto que tratará de arrancar las sonrisas de los niños del campamento de refugiados sirios de Katsikas, en Grecia. 'Giving Smiles', promueve la creación y gestión de una ludoteca que tratará de mejorar el día a día de los más pequeños, en lo que respecta al ocio, entretenimiento y deporte. La ONGD desarrollará talleres creativos, juegos y deportes, que tratarán de mejorar la realidad de los niños, niñas y jóvenes refugiados durante los cuatro meses que durará la iniciativa en su primera fase.

El proyecto se desarrollará en la localidad griega de Katsikas, ciudad limítrofe con la frontera de Albania. “Aquí se vive una situación difícil”, explica Víctor de la Fuente, coordinador del proyecto en el lugar. “En un sitio donde las personas apenas cubren sus necesidades básicas. Nosotros tenemos que preocuparnos de que los niños tengan una vivencia de lo más adecuada a su edad. Si logramos arrancarles una sonrisa, aunque sea durante un par de horas al día, ya habremos conseguido mucho”.

Hasta allí ya ha llegado el primer turno de voluntarios, quienes realizarán actividades de ocio a lo largo de sus quince días de labor hasta que llegue el siguiente relevo. El voluntariado es una pieza clave en este proyecto. Durante los más de cuatro meses pasarán por el territorio griego más de sesenta personas formadas en el ámbito de la animación y el tiempo libre. Las labores de captación se han realizado en colaboración con los Scouts Castilla y León y la respuesta ha sido fulgurante, ya que ya hay una lista de espera de casi el doble de las personas que se necesitaban. “En cuanto la propuesta llegó a mis manos lo tuve claro. Es la mejor manera de invertir un poco de mi tiempo ayudando a los demás y haciendo lo que mejor sé hacer”, comenta Antonio, uno de los voluntarios del primer turno.

El primer turno de voluntarios a su llegada a Katsikas
Desde que PANGEA decidió poner en marcha el proyecto hace tres meses, muchas son las personas y las entidades que se han unido a la causa. Su principal colaboradora, Fundación INTRAS, entidad que trabaja en el ámbito de lo social y la salud mental, ayuda en la coordinación del proyecto, captando recursos y agilizando las gestiones. El material didáctico ha sido donado por numerosos centros educativos y el deportivo se ha conseguido gracias al apoyo de la Asociación de Federaciones Deportivas de Castilla y León (AFEDECYL), que hace posible que en Katsikas ya se juegue al baloncesto, al rugby o incluso a la esgrima. La Diputación de Valladolid, el Ayuntamiento de Valladolid y el Ayuntamiento de Arroyo de la Encomienda también han colaborado con la asignación de ayuda económica. A su vez, se están llevando a cabo acciones para la obtención de financiación como la venta de camisetas, un 'crowdfunding' o la realización de conciertos solidarios, en los que han colaborado grupos de la comunidad, como 'The Levitans' o Guille Jové.  

Manos a la obra


lunes, 20 de junio de 2016

A las 3:12:00 por Pangea en     Sin comentarios
Los voluntarios y voluntarias del primer turno del proyecto ya están de camino, y nuestra coordi Amaya les manda este mensaje:


"Pfff... Pues no sé yo si está todo a punto… después de seis días de locura y el último limpiando aún me quedan las ventanas y el piso de abajo, en Katsikas Camp todavía hay mogollón de piedras… Pero estoy segura de que traéis un calzado más que apropiado! Vuestras ganas, vuestra ilusión y vuestra energía! Eso os bastará para quitaros cualquier piedra del camino: desde ventanas sucias hasta los nervios en la cola del reparto de las cenas.

A veces las cosas no son como nos las imaginamos. Solemos hacernos una idea de lo que nos espera al día siguiente, el curso que viene, nuestro próximo trabajo… Y llega el día y puede ser que las cosas vayan sobre lo previsto, o sean mejores, o peores, o simplemente diferentes. ¡Y no pasa nada! La vida sigue y es mejor seguir adelante con ella que a la contra y tomárselo como lo que es: el primer día de un nuevo proyecto. Luego ya vendrá el segundo, tercero,...




A veces la realidad nos da un ¡Zas! ¡En toda la cara!, enseñándonos que no sólo vale tu idea preconcebida de ella, esa película tan chula que te has montado en tu cabeza. La realidad se nos muestra y se hace oír y si no la escuches, te darás de cabezazos contra la pared. ¡Es genial tener ideas! Pero si no era lo que esperabas, asume esa realidad, reconócela, adapta tus ideas y sigue luchando por alcanzar tu objetivo. ¡Tu actitud es lo más importante! Si es buena y te abres, encontrarás amigos que te ayuden a lograrlo. 

Y de esta manera, hasta aquí hemos llegado. En seis días ya tenemos casa, camas, frigo, cocina, ya está casi todo limpio… ¡Ah, sí! Que esto iba sobre algo de sonrisas… Giving Smiles! ¡Eso era! Pues sí, en este aspecto también hemos avanzado un huevo! De no saber por dónde empezar, casi de repente -entre ayudar en compras, con la furgo, preguntar y buscar- ya hemos hecho amigos con objetivos parecidos a los nuestros pero… ¿Sabéis qué les falta? ¡¡¡Gente!!! ¿Y sabéis quién es esa gente? ¡¡¡VOSOTR@S!!!

Así que, reitero lo dicho: ganas, ilusión, energía y unas buenas zapatillas, podrán con cualquier piedra en Katsikas!!

BIENVENID@S!! Really, Really Welcome"

Amaya Andrés Guilarte